Todos nos hemos encontrado con un mal manager en algún momento de nuestra vida, quizás haya sido aquel gestor que siempre estaba ocupado y nunca se le podía encontrar, o aquel que estaba constantemente detrás de ti que incluso notabas su respiración sobre la nuca, o ese leader que esperaba que estuvieras disponible las 24 horas del día, los 365 días del año.
Ahora que tú ocupas ese lugar, te harás preguntas como: ¿Cómo puedo no convertirme en ese mal leader? ¿Qué puedo hacer para ser el mejor directivo posible?
Si te has planteado estas preguntas, entonces este post es para ti. Son muchas las aptitudes que debe tener un gran directivo. La personalidad y el comportamiento del directivo marcan el tono del lugar de trabajo. Los directivos deben ser flexibles, comunicarse bien y ser capaces de satisfacer las necesidades tanto de sus jefes como de sus empleados.
En este artículo te enseñaremos las principales cualidades que deberás aplicar si deseas convertirte en el leader que siempre te hubiera gustado tener.
Incentiva el talento de tus empleados
Un buen directivo no sólo satisface las necesidades de sus empleados, sino que también ve sus puntos fuertes y débiles.
Cuando un empleado se encuentra con dificultades a la hora de desarrollar las tareas, es muy importante que el directivo esté atento y sepa identificar y solucionar los posibles errores dándole las directrices adecuadas al empleado. También es esencial para ser un gran directivo conocer el potencial y las habilidades de sus empleados para perfeccionarlas. Todo esto dará lugar a una mayor productividad y satisfacción por parte de los empleados a largo plazo.
Las reuniones individuales periódicas, sobre todo con los nuevos miembros del equipo, son una forma estupenda de conocer a tus empleados.
Comunicación empática
Comunicarse de manera empática no significa que debas de conocer toda la vida de tus empleados. Sin embargo, un gran directivo es una persona que sabe como tener una comunicación abierta y sincera generando así confianza y transparencia en sus empleados.
Por ejemplo, en lugar de limitarte a decir tus empleados lo que tienen que hacer, intenta explicarles el por qué hay que hacerlo.
Recuerda que la comunicación no es una vía de sentido único. Implica escuchar activamente a los empleados y tener en cuenta sus opiniones, puntos de vista y preocupaciones.
Formación continua
Lo más probable es que, como director, seas la persona con más experiencia en tu equipo. Pero dar por hecho que lo sabes todo conduce a errores y una baja moral del equipo.
Al igual que haces con tus empleados, aprende a identificar tus puntos fuertes y débiles como directivo y trabaja para mejorar continuamente.
Te recomendamos que para ello animes a tus empleados a que te den su opinión acerca de tu trabajo como directivo. Así acrecentarás la comunicación y generarás un ambiente de confianza, además de mejorar tú mismo.
Visión de futuro
Estar capacitado para tener una visión general del posible futuro de la empresa y los objetivos necesarios para alcanzarlo es fundamental para ser un gran director. Una vez tengas claro esto es importante que se lo transmitas a tus empleados de manera motivadora.
Facilita a tus empleados el trabajo
Cuanto más fácil sea una tarea, menos tiempo tardará tú empleado en realizarla y de manera más eficaz, y así puede seguir con la siguiente, mejorando en gran medida la productividad de la empresa. Por lo tanto, facilita estas tareas en la mayor medida dando a tus empleados las herramientas necesarias.
Por ejemplo si tu empleado tiene que hacer un viaje de negocios a Almería contrata los servicios de un Travel Manager especializado en la provincia, como TurBusiness, para que así no tenga que preocuparse por nada durante su viaje de negocios, y pueda centrarse en su trabajo, aumentando su rendimiento.